La obesidad se ha convertido en un problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo. A medida que avanzamos en la comprensión de esta compleja condición, es evidente que se necesita un enfoque más matizado para su diagnóstico y tratamiento. Una reciente reunión de expertos en el simposio previo al 32 Congreso Europeo de Obesidad (ECO) ha subrayado la urgencia de evolucionar en las métricas utilizadas para evaluar la obesidad, adentrándose más allá del tradicional índice de masa corporal (IMC).
La necesidad de un enfoque personalizado en la evaluación de la obesidad
Durante el simposio, los expertos coincidieron en que el IMC, aunque es una herramienta ampliamente utilizada, tiene limitaciones significativas. Este índice no proporciona una imagen completa de la salud de una persona, ya que no distingue entre masa muscular y grasa, ni considera la distribución de la grasa corporal.
El IMC se calcula dividiendo el peso en kilogramos por la altura en metros al cuadrado, resultando en un número que categoriza a los individuos como bajo peso, normal, sobrepeso u obesidad. Sin embargo, este método puede llevar a diagnósticos erróneos, ya que un atleta con alta masa muscular podría ser clasificado como obeso, a pesar de tener un % de grasa corporal muy bajo.
Por lo tanto, los especialistas instan a adoptar un enfoque más holístico que incluya métricas adicionales para evaluar la obesidad, contribuyendo a una comprensión más precisa de los riesgos asociados a esta condición.
Nuevas métricas en la evaluación de la obesidad
Entre las métricas alternativas que se han propuesto se encuentran el porcentaje de grasa corporal (BF%), la masa muscular y medidas antropométricas como la circunferencia de la cintura (WC) y la relación cintura-altura (WHtR). Estas herramientas permiten una evaluación más completa del estado físico del paciente y su riesgo cardiometabólico.
- Porcentaje de grasa corporal (BF%): Proporciona un análisis detallado sobre la cantidad de grasa en el cuerpo en relación con la masa total.
- Circunferencia de la cintura (WC): Indica la distribución de la grasa abdominal, un importante indicador de riesgo cardiovascular.
- Relación cintura-altura (WHtR): Se considera un mejor predictor de riesgo que el IMC, ya que toma en cuenta la proporción entre la cintura y la altura total.
Herramientas avanzadas para estimar la adiposidad
Además de las métricas tradicionales, se están desarrollando herramientas avanzadas que permiten estimar la adiposidad de manera más precisa. La ecuación CUN-BAE (Clínica Universidad de Navarra-Body Adiposity Estimator) es un ejemplo de esto, proporcionando estimaciones del porcentaje de grasa corporal que superan las limitaciones del IMC.
Estas nuevas herramientas son esenciales para una clasificación más adecuada de la obesidad, permitiendo un enfoque más personalizado en la atención médica. De hecho, al evaluar la composición corporal, los médicos pueden identificar de manera más efectiva el riesgo cardiometabólico asociado a la obesidad.
La importancia de la distribución de la grasa corporal
No solo es esencial conocer la cantidad total de grasa, sino también su distribución en el cuerpo. La grasa visceral, que se acumula alrededor de los órganos internos, tiene un impacto más significativo en la salud que la grasa subcutánea, que se encuentra debajo de la piel.
El doctor Javier Gómez Ambrosi ha destacado que la evaluación de la grasa visceral mediante técnicas de imagen, como la resonancia magnética o la tomografía computarizada, puede mejorar la estratificación del riesgo en pacientes con obesidad. Esta información permite a los profesionales de la salud personalizar los tratamientos y estrategias de intervención.
Combinación de variables para un diagnóstico más preciso
La combinación de medidas antropométricas, bioquímicas y técnicas de valoración morfofuncional permite detectar alteraciones nutricionales y cambios en la composición corporal de manera más precisa. Las doctoras Patricia Yárnoz e Isabel M. Vegas Aguilar enfatizan que un enfoque integral es crucial para el tratamiento exitoso de la obesidad.
Un diagnóstico preciso debe incluir una adecuada valoración nutricional, que permita establecer pautas que aseguren una ingesta óptima de macronutrientes. Esto es especialmente importante en la estructura de una dieta saludable que promueva la pérdida de peso y la conservación de la masa muscular.
El papel del fenotipado clínico en el tratamiento de la obesidad
El fenotipado clínico es un enfoque que permite a los médicos clasificar a los pacientes con obesidad en función de sus características individuales y necesidades específicas. Los doctores Diego Bellido y José Manuel García Almeida han destacado que la valoración morfofuncional es fundamental en la gestión de la enfermedad metabólica crónica adiposa.
Este enfoque implica una evaluación detallada tanto de la morfología como de la función del tejido adiposo y muscular, lo que permite a los médicos diseñar planes de tratamiento más adaptados a cada paciente.
El futuro de la evaluación de la obesidad
A medida que la investigación avanza, es probable que se desarrollen nuevas herramientas y métodos para la evaluación de la obesidad. La necesidad de un enfoque personalizado será cada vez más evidente, considerando factores como la genética, el estilo de vida y la salud metabólica de cada individuo.
En este contexto, el uso de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y el análisis de datos, podría revolucionar la forma en que se diagnostica y se trata la obesidad, haciendo que los tratamientos sean más precisos y efectivos.
Para entender mejor algunos de estos enfoques, te invitamos a ver el siguiente video que explora los nuevos criterios de obesidad y por qué el IMC podría estar perdiendo relevancia:
En conclusión, el movimiento hacia un enfoque más integral en la evaluación de la obesidad es un paso crucial hacia la mejora de la salud pública. La adopción de nuevas métricas y un enfoque personalizado no solo permitirá una mejor clasificación de la obesidad, sino que también contribuirá a tratamientos más efectivos y a una reducción de los riesgos asociados con esta enfermedad.

